domingo, 1 de noviembre de 2009

no tengo ánimos de sentirme de otra forma.

Nunca pensé que me podría convertir en la mierda que soy ahora, la mierda que no le sirve a nadie, la que es incapaz hacer bien a quienes quiere hacer bien, la que todo el día odia a la vida y que todas las noches se acuesta con un sabor amargo que ni las pendejerias de tomar en exceso pueden sustituir.